Años atrás, la sede brasilera de Conservación Internacional lanzó una campaña que, a través de connotados artistas del país como Maria Bethania o Gilberto Gil, daba voz a los espacios naturales. Hoy, en medio del grave escenario medioambiental que se corona con el incendio de la Amazonia, las palabras resuenan más que nunca.
«Me llaman naturaleza. Me llaman madre. Estoy aquí hace más de cuatro billones y medio de años. La verdad, no necesito de ustedes; las personas necesitan de mí. Su futuro depende de mí. Cuando yo prospero, ustedes prosperan. Cuando padezco, ustedes padecen. Estoy por aquí hace mucho tiempo. Alimenté especies más grandes que ustedes. Hice pasar hambre a especies más grandes que ustedes. Mis océanos, mi suelo, mis ríos, mis bosques, todo ellos pueden acogerles o abandonarles.
El cómo ustedes escogen su vida cotidiana, considerándome o no, realmente no me importa. SUS acciones van a determinar SU destino, no el mío. Soy la naturaleza. Voy a continuar. Estoy preparada para evolucionar. ¿Y ustedes?»
«Soy Amazonia, el mayor bosque tropical del mundo. Mando lluvia cuando la necesitan, mantengo su clima estable y en mis bosques existen plantas que curan sus enfermedades. Muchas de ellas ni siquiera las descubrirán. Pero ustedes están tirando todo de mí. A cada segundo, ustedes cortan uno de mis árboles. Llenan de basura mis ríos. Colocan fuego en mí. No puedo proteger más a las personas que viven aquí.
Cuanto más tiran, menos tengo qué ofrecer. Menos agua, menos curas, menos oxígeno. Si yo muero, ustedes también mueren. Pero yo creceré de nuevo».