«La comunicación entre dos partes enfrentadas es el mejor fármaco». Esta declaración publicada en el diario español La Vanguardia representa ampliamente el pensar de Carles García. Se trata de una frase que engloba su labor y pretensión diaria como mediador puesto que, en los últimos años, este abogado se ha desenvuelto principalmente en el área de la salud, un ámbito que, por defecto, se desarrolla con la existencia de personas vulnerables.
«La mediación tiene sentido si logramos que las partes se comuniquen», dice García, desmontando la visión tradicional de la mediación. Por el contrario, explica que, más que buscar una solución, lo importante es que las partes se escuchan y logren reconocer sus necesidades, pues solo así se alcanzan acuerdos sólidos y duraderos. «¿A quién no le gusta ser escuchado?», se pregunta.
Al trabajar un área tan sensible como el de la salud, Carles García destaca la necesidad de posicionar a cada persona. De forma innata existe la parte «fuerte» y la «débil», por lo que el rol de la mediación es acompañar esa toma de conciencia y equilibrar la conversación empoderando a la más frágil.
Esta es, sin duda, una realidad presente en todos los ámbitos de la sociedad. Aunque los desequilibrios son naturales en las relaciones humanas, el problema nace cuando depositamos la responsabilidad en otros, generando situaciones como la judicialización de los desencuentros. «Da la sensación, en ocasiones, que todo aquello que otras profesiones no han podido arreglar lo tenga que hacer la mediación», sentencia. Por ello, la recomendación de García es trabajar la prevención: «Es imprescindible que la sociedad reaprenda a comunicarse y, cómo no, a relacionarse […] tiene que depender de sí misma».
[R]evolución Relacional es conducido por Joan Quintana, director del Instituto Relacional, y puedes encontrarlo en Spotify. Escucha este episodio aquí:
