El siguiente artículo fue escrito por Carles Capdevila en el diario Ara, el 16 de julio de 2016, en lengua catalana.
Ver: http://www.ara.cat/opinio/Acompanyar-estimar-ser-hi_0_1615038555.html
Por recomendación de nuestra colaboradora Teresa Terrades hemos creído oportuno reproducir íntegramente el artículo de Carles Capdevila, que consideramos completamente relevante. ¡Muchas gracias por escribir sobre estos temas, Carles!
«Me decía Pilar Ugidos, una buena maestra artesana, que el centro y la esencia de la educación no son ni los maestros ni los alumnos: son las relaciones.
Jaume Cela[1] se basa en la filosofía de Joan Carles Mèlich[2] para concluir que el verbo que conjuga al educador es “estar”. Que es mucho más que “ser”: es ser en un lugar y en un momento. Y al lado de alguien, claro. Ser en un contexto, ser en una compañía, ser juntos.
Somos más lo que hacemos que lo que decimos, somos más lo que decidimos que lo que pensamos, somos cuando actuamos y no cuando reflexionamos, y somos en un contexto, el de las relaciones. Por eso es evidente que más que personas tóxicas hay relaciones que hacen salir lo peor de nosotros, y más que personas extraordinarias hay relaciones que nos ayudan a proyectar lo mejor de nosotros. De aquí mi admiración creciente por las vocaciones que consisten en tener cuidado de personas, que dan todo el protagonismo al vínculo.
Que seamos las relaciones que tenemos, como las tenemos y con quién, nos refriega una obviedad que demasiadas veces olvidamos: que hemos venido a este mundo a amar y ser amados, a dar y a recibir. Todo es amor o bien su negación, que tiene una gama que va desde la indiferencia hasta el odio, siempre tan opuesto y tan próximo al amor. O celebramos el amor o exhibimos a golpes y gritos su ausencia. Ternura y violencia son expresiones puras del mismo deseo y necesidad: el de estar pendiente el uno del otro, ya sea para cuidarnos o hacernos daño, para salvarnos o para matarnos.
Y como hemos venido aquí a relacionarnos, la educación es el arte y oficio sublime de aprender a hacerlo mientras se enseña y de enseñar a hacerlo mientras se aprende. Es más verbo que sustantivo, más ejemplo que discurso, vive del hecho y no de la palabra, impón la realidad sobre la idealización. Solo estando de verdad, de todo corazón, siempre, puedes aprender y enseñar a estar.
» [1] Escritor, pedagogo y maestro. Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Jaume_Cela
[2] Filósofo. Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Joan-Carles_M%C3%A8lich