Tener el coraje de apropiarnos del miedo a sentirnos falibles, imperfectos, inseguros y expuestos nos conecta con la fuerza que reside en la aceptación incondicional de nosotros mismos.
En ese amor por nosotros, en el reconocimiento de nuestra complitud, está el poder de la vulnerabilidad.
El poder que nos da el amarnos sean cuales sean las circunstancias, sean cuales sean los retos.
Es así como nos damos cuenta que nuestras luces existen porque nuestras sombras también forman parte de nosotros.