¡Crisis! La fórmula para afrontar la crisis que están aplicando muchas empresas del mundo, sigue siendo la de siempre: reducción de gastos generales, reducción de personal y una política de comunicación interna fundamentada en la amenaza de la supervivencia de la empresa y de los puestos de trabajo, todo ello para mantener los márgenes de beneficios, aunque la crisis sea estructural y general. Las consecuencias de la aplicación del modelo del control y reducción como único modelo para afrontar la crisis, provoca:

Es el comportamiento empresarial de “la cueva y el oso”.

La respuesta a la incertidumbre es entrar a la cueva en un letargo voluntario y encerrarse en ella y esperar se volverá al punto donde lo dejamos. En la cueva no nos ven pero tampoco podemos ver y la dinámica de incertidumbre económica sigue, no se para porque nosotros elegimos entrar en la cueva y hacer de oso. Cuando salimos de la cueva, otros han ocupado nuestros espacios, se han anticipado con iniciativas.

Un nuevo modelo: anticiparse y actuar. Existe otra forma de abordar una situación de incertidumbre económica. Jorge Wagensberg, doctor en física, plantea un algoritmo que nos puede servir de ayuda para explicar otras posibilidades de cómo afrontar un entorno incierto: Complejidad + Anticipación = Incertidumbre + Acción.

La primera consideración de Wagensberg plantea es que la incertidumbre es el motor de evolución y que por tanto, no es que desaparezca y aparezca, sino que es inherente en la dinámica de todo ser vivo (empresa/ organización).

Cuando la incertidumbre aumenta una manera de adaptarse es aumentar la capacidad de anticiparse y actuar. No es el más grande el que se come al pequeño sino el más rápido al más lento. No es un tema estricto de velocidad pero si de capacidad de no renunciar a la acción ni a la anticipación aunque la incertidumbre aumente y los beneficios disminuyan.

Nuestro entorno económico y social lo podemos definir como dinámico, inestable, imprevisible y con un importante grado de desorden. Necesitamos aplicar una lógica más adaptada a este entorno.

La comprensión de la complejidad requiere un cambio muy profundo de las estructuras mentales que utilizamos para analizar y decidir en las empresas y organizaciones. Si este cambio de estructuras mentales no se produce, la huida adelante nos confunde con sus nefastas consecuencias.

Toda empresa y organización como todo fenómeno físico viviente tiende a degradarse y a degenerar. El fenómeno de la desintegración y la decadencia es un fenómeno normal.

Dicho de otra manera, la normalidad, no es perdurar. La única manera de proyectarse en el futuro, es luchar contra la degeneración y eso implica regenerarse permanentemente, anticipándose y actuar.

Se puede actuar desde otra perspectiva, haciendo todo aquello que podemos hacer de más con lo que ya tenemos y no lo hemos hecho durante estos últimos años porque nos anestesió la abundancia. No solamente reduciendo y controlando sino pensando….cogiendo distancia, ampliar la mirada de la crisis para poder ver más allá del miedo

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